Como pudimos ver en la última gala de unos de los programas más visto de Cuatro, Jonathan uno de los concursantes más polémico de esta tercera edición de Fama ¡a bailar! fue elegido por el público como ganador.
Tras su paso por la escuela este concursante ha dado mucho de que hablar debido a su comportamiento. Creo que su actitud de pasota en la mayoría de los ensayos, su mal comportamiento hacía varios compañeros faltándoles el respeto cuando algo no le gustaba e incluso creyéndose superior, el rechazo hacia aquellos compañeros que no le llenaban el ojo, su afán de acercamientos a las cámaras para mandar mensajes a los espectadores, unos mensajes en los cuales se mostraba soberbio y prepotente haciéndose siempre el chulo e incluso haciendo sentir al espectador un poco cabreado, son inconvenientes por los cuales yo no hubiera premiado a este concursante con la beca.
A pesar de todo esto, el programa busca al mejor bailarín sin tener en cuenta su comportamiento. Quizás el público le ha dado la oportunidad de disfrutar de ese premio debido a su gran formación, él siempre sacaba adelante todas sus coreografías sin ningún fallo y aunque pasaba de ensayar en el escenario brillaba y presentaba trabajos excelentes.
Desde el punto de vista del baile si merecía el premio por su capacidad de adaptación a todos los estilos porque todos sus bailes eran limpios. Pero en mi opinión me parece que no solo se debería tener en cuenta el baile, otras cuestiones como el comportamiento también son muy importantes en el mundo de la danza porque en cualquier compañía te exigen ensayo y trabajar con compañeros que quizás no te agraden pero no puedes quejarte, mientras que en la escuela Jonathan ha estado un poco a su rollo y no se le a tenido en cuenta este tema que puede que en un futuro le afecte.
Yo nunca creí que Jonathan ganaría, pero me parece que ha sabido como ingeniárselas llamando la atención del público. Para mí los claros ganadores de Fama ¡a bailar! no es una sola persona si no todos aquellos alumnos que han mostrado interés, ilusión y esfuerzo por el baile; que han sabido ayudar a sus compañero y no los han rechazado por su bajo nivel, también han aportado ideas y pasos, y han respetado la convivencia. Si reunimos todas estas características nos daremos cuenta que al decir que veo como ganadores a todos los alumnos se convierte en tan solo 4 o 5 personas que han luchado durante meses por conseguir su sueño.
A continuación, podréis informaros sobre la entrevista que le hicieron a Jonathan tras saber que era el ganador de esta tercera edición.
Después de cinco meses formándose, este concursante fue elegido ganador entre 14 finalistas. Reside en los Ángeles (EEUU) y se presentó al concurso cuando trabajaba en Ibiza en una discoteca. Tras su entrevista Jonathan como siempre con sus frases: “Hay que ser un poco chulo para triunfar”. El italiano asegura que su sueño es “ser una estrella”,cuenta que cree que ha ganado por mostrarse como es y también hay que destacar que reconoció que fue uno de los concursantes más polémicos de la escuela pero se refugia en la frase “no dominaba el idioma y me encontraba solo“.
Confesó que estuvo apunto de abandonar la escuela, pero tras superar sus pequeños inconvenientes aplicó a la convivencia la actitud “Me da igual”
Ahora nos informa que no se conforma solo con el baile, además, el bellísimo quiere ser actor.
Comentó que para ser algo en la vida hay que ser un poquito chulo y afirmó que a él le había funcionado en Fama.
Este concursante se incluye entre los mejores bailarines, aunque opina que los hay “más completos” y explica que el público le eligió porque prefieren una persona real.
Antes de entrar en Fama vivía relajado con sus bailes de street callejeros en Los Ángeles, todo lo aprendido lo estudio de vídeos.
Jonathan confirmo que siempre quiso ser famoso y ahora era su oportunidad para comerse el mundo.
Hay que destacar que el bailarín no se olvida tan pronto de sus profesores a los que les agradeció su disciplina.
Por último, os dejo con un vídeo para que podáis recordar alguna actuación suya.
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